Un calmante para el dolor
Todavía no se ha empezado a implementar y ya nos está doliendo. Solo de escuchar el anuncio sobre la reforma fiscal causa molestia. Pero para que duela menos, le buscaron un término más sofisticado: proyecto de “Modernización Fiscal”. Aun así, no se ha evitado el avispero desatado al dar a conocer su alcance.
Y es que, lejos de querer mitigar los efectos acumulados de la inflación, lo que se está generando es un malestar general de la población, que no ve con buenos ojos su largo alcance, ya que lo que antes no se gravaba ahora se hará, incluso la carne, excepto el pollo.
¿Que es necesaria la reforma? Sí, creo que hasta el menos sabio lo entiende. ¿Que los países se sustentan con sus recaudaciones fiscales? También es cierto. Las carreteras se construyen con recursos, los hospitales también, la educación por igual. Todo se hace con dinero y esa es la mejor vía. Ahora bien, es necesaria la sensatez, principalmente en momentos en que, producto de esa inflación acumulada, la población se mantiene al grito, porque cada vez la canasta familiar está más cara y no hay un respiro a la vista y de los salarios ni hablar.
A eso se suma la mal llamada “modernización fiscal” a la que hay que hacer frente. Veámoslo así: Yo que vivo en un hogar modesto, que ahora no pago impuesto a la vivienda suntuosa porque no aplica, probablemente a partir de enero lo tenga que pagar, el costo de la placa aumentará el doble, serán gravadas las cuentas de ahorro, las transferencias entre cuentas, y si sigo, no acabo. Al final, sin ánimo de exagerar, el salario malo quedará reducido en un amplio porcentaje.
De por sí, la brecha salarial en República Dominicana, como nación en vía de desarrollo, siempre ha sido desigual. Si a eso se suma un pliego de impuestos que se aplicará en la nueva reforma prevista para enero de 2025, los que a puro pulmón habían avanzado un paso, créame, retrocederán tres.
No es que estemos en contra de que se apliquen medidas para aumentar las recaudaciones, porque es necesario y urgente, pero se debe pensar en el efecto negativo que esto provocará para una gran parte de la población, que es la que siempre carga con los platos rotos en cuanto a carga impositiva.
Solo de pensarlo necesito un calmante para el dolor.