A los que nos gusta leer y siempre estar al tanto de cualquier acontecimiento que se produzca siempre andamos hurgando en los distintos portales y noticiarios para ver qué nos traen las buenas nuevas, como acostumbramos a llamarles.
Pero, la realidad es que cuando entramos a un portal y lo primero que nos da de frente es una de esas noticias que uno ni por asomo piensa que vas a leer pero que, lamentablemente es la que el medio eligió para actualizar y alimentar a su audiencia.
Son ese tipo de hechos que, a nuestro juicio, cuando se comunican no aportan absolutamente nada al lector, más bien, alimentan la razón para que cualquier persona que se encuentre vulnerable pueda ser inducida a repetirlo. Nos referimos al suicidio, cuyo factor principal se cimenta en la salud mental de quienes incurren en esa decisión.
Otros sucesos que se dan, y que los medios deben tener un cedazo para su publicación son la violación de menores. Muchos se preguntarán: y si no se publican, ¿cómo se toman medidas para evitarlo? Lo primero es que todo el que incurre en ese delito sabe que va preso, si se toman las acciones de lugar, no porque el medio publique que se violó un menor, va a la cárcel porque incurrió el un delito grave y condenado drásticamente por las leyes dominicanas.
Pero con el afán de lograr captar la mayor audiencia posible, los medios constantemente bombardean al lector con la mayor cantidad de informaciones posible, sin tomar en cuenta que con algunas de ellas estamos contribuyendo en el deterioro de la salud mental del lector.
Los que ejercemos el periodismo estamos llamado a contribuir en la creación de una sociedad sana, no solo física, sino también mental, dejando de lado ciertos criterios que a veces impiden que eso suceda.
